lunes, 8 de agosto de 2011

Un cánido estepario



Fuiste un cánido estepario en las alturas siberianas. Algo a mitad de camino entre un lobo y un doméstico perro. Estabas oculto en una cueva en las montañas doradas de Altái, desde hace nada menos que 33.000 años. Hasta que hace un tiempo algunos investigadores te encontraron fósil. Ahora en PloS one, Yaroslav Kuzmin, científico de la Academia de Ciencias de Rusia, dijo que la amalgama de tu cráneo y dentadura no es de lobo, ni perro, pero tampoco de cordero. A pesar del permafrost, está claro que no te tentó la evolución. Eso de mover la cola y bajar la mirada no era para vos.

¿Lobo estás?, preguntó Solari, casi 26.000 años después. Pero como dice la letra “por donde esas nubes van, ya no late el animal, no late más”. Ni siquiera una respuesta de perro dinamita. Aunque el escritor Hermann Hesse tu linaje nunca registró, fuiste un cánido estepario con devoción. Ya no importa si no resultaste dócil, o no supiste como otros aprovechar las oportunidades. Da igual la soledad o la selección. En fin, por lo visto eso de dar la patita tampoco era para vos.

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